Tres de cada cuatro (un 76%), admiten desconocer el tipo de filtro óptico que llevan los cristales de las gafas que utilizan para protegerse de los rayos solares en altitudes elevadas.
Así se desprende de las conclusiones de un estudio elaborado por el Instituto Federópticos y la Fundación Visión COI, cuyos autores consideran «significativo» este desconocimiento cuando hasta el 84 por ciento de los encuestados admite ser consciente de los daños que puede provocar el uso de un filtro inadecuado.
«Sin un filtro adecuado, uno puede dañarse la retina», ha asegurado la presidenta de la Fundación Visión COI, Marisol García Rubio, que explica como en la nieve se refleja hasta el 80 por ciento de los rayos ultravioleta (UV) y una sobreexposición a esta radiación puede producir oftalmía de nieve o queratoconjuntivitis, una inflamación de la córnea y de la conjuntiva.
La encuesta es relevante ya que la mayoría (88%) de los participantes son esquiadores habituales y tienen un nivel entre medio y de competición. De estos, la mitad utiliza de forma habitual gafas de ventisca, dado el creciente uso de cascos de seguridad, y hasta el 35 por ciento va con gafas de sol.
“Los riesgos en la visión son sumatorios e incluso pueden aparecer años después”, reconoce García Rubio, que recuerda como el exceso de esta radiación también puede llevar a un problema de cataratas o pterigión, debido al efecto de dilatación de la pupila. “A menor índice de luz, la pupila se dilata, con lo que su grado de protección frente a afecciones externas desciende de forma cuantitativa”, ha recordado.
El estudio ha mostrado además que, pese a que el 43 por ciento de los esquiadores encuestados usan gafas en su vida normal, casi la mitad (48%) las abandonan para esquiar.
Fuente: EuropaPress